Autor: Enric Pont, Pintura acrílicos rasgos rostro vertical 47 papel sobre tabla 15×20

Pintura acrílicos rasgos rostro vertical 47 papel sobre tabla 15×20

Estas obras realizadas en papel acuarela y montadas sobre tabla  por su tamaño y serie pueden ir en cualquier decoración solas o combinadas entre ellas, puede hacer  su propia composición  para decorar su espacio, para cualquier consulta o aclaración en acabados o molduras no dude en ponerse en contacto con nosotros.

Pintura acrílicos rasgos rostro vertical 47 papel sobre tabla 15×2

El rostro humano ,  en estas obras  se utiliza la ironía y formas casi infantiles para caricaturizar el rostro humano.

El artista juega con la exageración y la deformación de las facciones hasta casi la abstracxión creando una representación que, aunque irónica , invita a una reflexión más profunda sobre la naturaleza humana.

El uso de formas infantiles en la obra no es casual. Estas formas simplificadas y exageradas recuerdan a los dibujos que los niños hacen, donde la proporción y la precisión no son tan importantes como la expresión y la emoción. Esta elección estilística añade una capa de inocencia y vulnerabilidad a la obra, haciendo que el espectador se sienta atraído por su aparente simplicidad.

Sin embargo, la ironía se manifiesta en cómo estas formas infantiles se utilizan para crear una caricatura del rostro humano. Los rasgos faciales están distorsionados de manera cómica: ojos desproporcionadamente colocados  narices exageradas como líneas verticales  y bocas  en rojo que ocupan gran parte del rostro. Esta exageración no solo provoca sorpresa, sino que también subraya las características que nos hacen humanos, llevándolas al extremo para que no pasen desapercibidas.

La caricaturización del rostro humano en esta obra puede interpretarse como una crítica a la superficialidad y a la obsesión por la apariencia en la sociedad moderna. Al deformar y exagerar los rasgos, el artista confronta la realidad de que, a menudo, juzgamos a las personas por su apariencia externa, ignorando su verdadera esencia.

Además, la ironía en la obra reside en la contradicción entre la forma y el contenido. Aunque las formas son infantiles y aparentemente inocentes, el mensaje subyacente es serio y crítico. Esta dualidad crea una tensión que enriquece la obra, invitando al espectador a mirar más allá de la superficie y a reflexionar sobre el verdadero significado de la belleza y la identidad.